Una de las mayores enemigas de la relación de pareja es sin duda la monotonía. Son esas etapas en que las cosas empiezan a darse por sentado y, poco a poco, se pierde la espontaneidad y la complicidad con la otra persona. Sin saber muy bien cómo se llega a un instante en que lo conocemos todo el uno del otro, somos previsibles, y caemos en unas rutinas muy poco adecuadas en una relación.